La terapia individual psicológica consiste en el tratamiento de la persona que requiere el tratamiento. La duración de las sesiones es de una hora, y la frecuencia de las mismas variable.
Lo habitual es que al principio del tratamiento psicológico sea conveniente acudir una vez por semana para realizar una valoración del caso y una contención de la crisis que ha propiciado la búsqueda de ayuda profesional.
Tras las primeras 3 ó 4 citas y una vez definido el plan de caso la frecuencia de citas se suele espaciar a una frecuencia quincenal o incluso una vez cada tres semanas. Esta frecuencia depende del estado general de la persona que inicia su terapia y de la situación problema que plantea en consulta.
La terapia individual requiere una vinculación óptima entre paciente y terapeuta, el espacio ofrecido es confidencial y de máximo respeto.
El plan de caso individual acordado entre paciente y terapeuta establece unas estrategias a seguir de acuerdo a la valoración del caso realizada. Consiste en trazar un mapa que guíe el conjunto de actuaciones y permita establecer objetivos concretos, identificando metas y prioridades hacia las que dirigir el cambio.
En muchas ocasiones la terapia individual psicológica favorece una mejor actitud hacia uno/a mismo/a, permite encontrarse a un nivel más profundo, respetarse y aprender estrategias de autocuidado que incluyan hábitos de vida saludables en su sentido más amplio: descanso, alimentación, actividad física, pensamientos y actitudes, maneras de relacionarse con otras personas, etc.

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