Consiste en el tratamiento de la pareja –novios, matrimonio, pareja de hecho, de orientación heterosexual u homosexual- que solicita el apoyo psicológico. La duración de las sesiones suele ser de 80 min, con una frecuencia variable. Generalmente es un miembro de la pareja quien tiene la iniciativa de pedir ayuda, aunque en ocasiones pueden ser ambos. La mayoría de sesiones se realizan con los dos integrantes de la pareja, aunque en ocasiones cada persona es citada de manera individual para tratar algunos aspectos, dependiendo de la evolución del caso y de la estrategia terapéutica puesta en marcha.
La terapia de pareja requiere además de una buena vinculación entre la pareja y terapeuta, una equidistancia a nivel relacional dentro de este triángulo. No se trata de que un miembro de la pareja se sienta validado por el profesional frente a la otra parte, sino que se trata de llegar a deshacer una serie de dificultades mediante el compromiso de ambos participantes.
Acudir a terapia de pareja no garantiza la continuidad de esta relación. Muchas parejas superan la crisis por la que demandan tratamiento y deciden permanecer unidas una vez realizados algunos cambios sustanciales: en ocasiones se trabaja en la desvinculación con sus propias familias de origen, otras veces a nivel de sexualidad, también en el compromiso, expectativas y proyección a futuro…
Una terapia de pareja en ocasiones también puede resultar en la disolución de la misma, que puede realizarse de una manera funcional, particularmente importante cuando hay hijos e hijas de corta edad.