Tratamiento ansiedad

La ansiedad y el estrés se parecen en algunos aspectos, pero no son lo mismo. Ambas son respuestas fisiológicas, cognitivas y motoras a situaciones que alteran a una persona. Se suelen presentar de manera combinada: las fronteras entre ambos síntomas no siempre son perceptibles.

Una persona que sufre estrés normalmente suele identificar la fuente de ese estrés, es decir, sabe claramente o tiene alguna idea de qué es lo que le está pasando en su vida que le hace estar estresado/a y reaccionar de esa manera. Lo sabe antes de iniciar su tratamiento, pero no sabe dar otra respuesta más adaptativa, más funcional, más coherente con la situación que le estresa.

Sin embargo, la persona con sintomatología ansiosa generalmente no identifica de manera clara e inequívoca aquello que le genera ansiedad. Es decir, está viviendo una situación que le altera pero de la que no es totalmente consciente, no tiene identificada la fuente de su ansiedad porque tal vez no sea tan clara o no se esté manifestando en el momento presente y haga referencia a otros momentos de su vida.

La ansiedad es la respuesta de su cuerpo y de su psiquismo, es el resultado de dificultades personales que no resultan tan claras y objetivables como en el caso del estrés. La ansiedad es una forma de miedo, y quien la sufre no siempre es consciente de ese miedo, aunque sí de sus manifestaciones.

La ansiedad es un síntoma altamente incapacitante para quien la sufre: sensación de ahogo, de no poder respirar con normalidad, bloqueo en el pecho, malestar generalizado, miedo a que ocurra algo grave, impedimentos para pensar con claridad, dificultades de concentración: una preocupación constante y difícil de manejar.

El miedo se relaciona con la ansiedad. Un ataque de pánico es un miedo irracional que ocurre de manera repentina, donde la persona se bloquea y no puede hacer frente a una situación concreta. La persona se siente desconectada de la realidad, siente como si estuviera perdiendo el control de una manera extrema, el pulso se acelera, falta el aire y se extiende una sensación abrumadora de sentirse aplastada por las circunstancias.

Aunque pueden producirse en cualquier momento, los trastornos de ansiedad surgen con frecuencia en la adolescencia o en el inicio de la adultez. Hay algunas evidencias de que los trastornos de ansiedad son hereditarios. Aparentemente, los genes, así como las primeras experiencias de aprendizaje en las familias, hacen que algunas personas sean más propensas que otras a padecer estos trastornos.

Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias graves. Por ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes evitan a toda costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un ataque. Esta conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con requisitos del trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida diaria.

Muchas personas con trastornos de ansiedad no tratados son propensas a otros trastornos psicológicos, como depresión, y tienen una mayor tendencia al abuso de alcohol, tabaco o a comer de manera descontrolada o dejar de comer. Sus relaciones con familiares, amistades y colegas del trabajo pueden volverse muy tirantes y su calidad de vida suele verse seriamente afectada.

Tratamiento ansiedad Bilbao
Terapia ansiedad Bilbao

¿Cuáles son los principales trastornos de ansiedad?

Hay varios tipos principales de trastornos de ansiedad. Cada uno tiene características particulares. Las personas con trastorno de ansiedad generalizado tienen miedos o preocupaciones recurrentes como, por ejemplo, la salud o la situación económica, y con frecuencia tienen una sensación constante de que algo malo está por suceder. La causa de estos sentimientos intensos de ansiedad puede ser difícil de identificar. Sin embargo, los temores y preocupaciones son muy reales e impiden muchas veces que las personas se concentren en sus tareas diarias.

• El trastorno de pánico implica sentimientos repentinos e intensos de terror. Por lo general, las personas que tienen este trastorno desarrollan mucho miedo respecto a cuándo y cómo se producirá su próximo ataque de pánico, y en consecuencia a menudo limitan sus actividades. Puede incluir fobias, o miedos intensos, respecto a determinados objetos o situaciones. Las fobias específicas en ocasiones se refieren a situaciones concretas como encontrarse con determinados animales o volar en avión, mientras que las fobias sociales incluyen miedo en relación a entornos sociales o lugares públicos.

• El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por sentimientos o pensamientos persistentes, incontrolables y no deseados (obsesiones) y rutinas o rituales que realizan las personas para tratar de evitar o para liberarse de estos pensamientos (compulsiones). Ejemplos de compulsiones comunes incluyen lavarse las manos o limpiar la casa en exceso por temor a los gérmenes, o verificar algo una y otra vez para detectar errores, como que los fuegos están apagados o la puerta de casa cerrada con llave.

• Algunas personas que tienen graves traumas físicos o emocionales, como por ejemplo, los producidos por un desastre natural o un accidente o delito grave pueden experimentar un trastorno de estrés postraumático. Los pensamientos, sentimientos y patrones de conducta se ven seriamente afectados por recuerdos de estos sucesos, a veces durante meses o incluso años después de la experiencia traumática. Los síntomas como el temor extremo, falta de aire, taquicardia, insomnio, nauseas, temblores y mareos son comunes en estos trastornos de ansiedad.

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